Desde hace años notamos que en nuestra vida, la relación con los dispositivos tecnológicos tiene fecha de caducidad. Lo vemos como algo cotidiano pero nos hemos parado a pensar ¿por qué un teléfono móvil acaba siendo obsoleto pasado un tiempo? ¿Y por qué ocurre siempre y sin excepción? Todo esto que contamos no es casualidad, tiene un nombre, la obsolescencia programada donde en el blog de hoy te contaremos que es y porque existe.
La obsolescencia programada es la determinación o programación del fin de la vida útil de un producto, de modo que, tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por la empresa durante la fase de diseño del mismo, éste se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible por diversos procedimientos, por ejemplo, por falta de repuestos, induciendo a los consumidores a la compra de un nuevo producto que lo sustituya. Los productos dejan de funcionar al cabo de un tiempo, no porque estén estropeados, sino porque han sido diseñados para fallar al cabo de ese periodo. Puede darse la situación de incluso el arreglo de algún dispositivo sea menos rentable que comprar uno nuevo, por el precio, sobre todo.
El producto debe estar diseñado para convencer al cliente de que el producto es un producto de calidad, a pesar de que el tiempo necesario para sustituirlo sea más corto que el tiempo real de vida del producto.
El objetivo de este plan es la obtención de mayor beneficio económico por parte de las compañías. Un ejemplo claro es la sustitución de los teléfonos clásicos de teclas frente al uso global de los smartphones. El sector evolucionó de tal manera que muchas personas se deshicieron de su móvil antiguo, conservándose aún en buen estado. Otro ejemplo claro es el de muchos sistemas operativos y programas informáticos (software), que suelen incluir en sus actualizaciones mejoras y variaciones en sus formatos de archivo que son incompatibles con las versiones previas, lo que obliga a los usuarios a actualizar todos sus dispositivos. En Apple ocurre de tal manera que el fin de un dispositivo llega cuando no llegan más actualizaciones independientemente de las condiciones en las que se encuentre el teléfono.
Hoy día, la publicidad nos ha llegado a empujar a pensar si realmente es necesario deshacernos de un objeto sin plantearnos siquiera si el que ya tenemos todavía funciona. Actuamos de manera inconsciente y por impulso con la idea de que lo nuevo debe sustituir a lo antiguo.
Existen dos tipos de obsolescencia: por moda, y por componentes (comprar sale más barato que arreglar o existe escasez de repuesto).
Causas
Todo empezó a principios del siglo XX con las bombillas cuando eran muchas las que se vendían pero llegaba el momento (años después) donde no se comercializaban debido a que eran duraderas y no se necesitaban más. El trasfondo de la situación es la búsqueda de un mayor beneficio económico.
Consecuencias
Una mayor repercusión económica implica otros factores negativos como pueden ser las necesidades (sobre todo económicas) de los consumidores, el daño al medio ambiente tanto en la producción como en residuos. Para la industria supone un gran crecimiento y estimula positivamente la demanda al alentar a los consumidores a comprar nuevos productos de un modo artificialmente acelerado si desean seguir utilizándolos.
¿Llegará a su fin?
¿El ciclo sin fin del consumo llegó hace varios años, pero sabemos cuándo será su final? Este tema guarda especial relación con la escasez de microchips y semiconductores. Nos encontramos aquí con justamente lo contrario. La intención de consumir más, pero sin contar con recursos para generar. Ante esta problemática, poco a poco puede que las compañías apuesten por un producto que esté diseñado con posibilidad de aguantar más años.
En Microzone somos conscientes de la situación y de la polémica existente sobre este tema. Por eso, entre nuestros servicios está el promover la venta de teléfonos móviles y otros dispositivos de segunda mano preocupándonos así por el bolsillo de los consumidores, los cuales ven como al año son muchos los nuevos dispositivos que salen al mercado mientras que otros se vuelven inservibles.